Trastornos neurológicos y enfermedad celiaca
La enfermedad celiaca es una patología que afecta principalmente a los órganos gastrointestinales. No obstante, esta enfermedad y sus genes asociados a menudo se han relacionado con múltiples manifestaciones extraintestinales, incluyendo las enfermedades neuropsiquiátricas. Las más frecuentes son la ataxia cerebral y la neuropatía periférica, las cuales prevalecen en un 6-10% de los pacientes con EC. Otras afecciones con base neurológica menos comunes en estos pacientes son el trastorno de pánico, depresión, migraña, epilepsia, retraso mental, cefalea, trastorno del equilibrio, trastorno bipolar, etc.
Así pues, diversos estudios han identificado incidencias más altas de trastornos neuropsiquiátricos entre los pacientes con EC en comparación con los controles sin EC. Esto se fundamenta en la identificación de más de 60 genes en mamíferos del antígeno leucocitario HLA, cuya variabilidad tiene gran importancia en el diagnóstico de la enfermedad celiaca. De este número de genes, se estima que un 15% tiene un papel en la salud neurológica.
Un estudio de la Indian Society of Gastroenterology se basó en un análisis estadístico con el objetivo de calcular la probabilidad de las personas celiacas de desarrollar un trastorno neurológico. Este estudio demostró que las personas con patologías neurológicas presentaban un riesgo 16 veces mayor de padecer EC que un sujeto sin afección neurológica, lo cual fue confirmado tras la prueba de biopsia.
Hay que resaltar que tanto la enfermedad celiaca como las enfermedades neuropsiquiátricas son enfermedades complejas, donde tanto factores ambientales como múltiples genes juegan un papel crucial en la clínica de la enfermedad. Así pues, el establecimiento de la relación causal entre la EC y los trastornos neurológicos están más allá del alcance del estudio referido.
Las pruebas a señalar que evidencian la relación entre estas enfermedades se basan, por un lado, en la presencia de anticuerpos antineuronales en el suero de pacientes con enfermedad celiaca y, por otro lado, en el hallazgo de marcadores serológicos específicos de EC en sujetos diagnosticados con diversas enfermedades neuropsiquiátricas.
Otro estudio ha puesto el foco en la hormona tiroidea como una de las piezas fundamentales a la hora de relacionar las patologías, ya que se encontró una cantidad significativamente mayor de autoanticuerpos anti-peroxidasa tiroidea (anti-TPO) en pacientes con EC en comparación con el grupo control. A raíz de este descubrimiento, otro estudio demostró que los pacientes con enfermedad celiaca y con anti-TPO positivo eran más a menudo afectado por el síndrome depresivo mayor y el trastorno de pánico, enfermedades frecuentemente asociadas con la EC.
Desde el punto de vista fisiológico, es coherente pensar en la hormona tiroidea como nexo común, ya que juega un papel importante en el metabolismo, por lo que tiene cierta influencia en el desarrollo y maduración del cerebro, entre otros órganos, por tanto, el factor endocrinológico también se tiene en cuenta a la hora de investigar en la confluencia de ambas enfermedades.
Hay que resaltar que además del componente genético y el componente endocrino, también son estudiados los posibles factores epigenéticos, es decir, la influencia de los componentes ambientales que regulan la genética. Así pues, se evidenció que composiciones de la microbiota intestinal podría estar asociada a enfermedades gastrointestinales, entre las que se encuentra la EC; y determinados compuestos producidos por esta microbiota se han identificado como factores que gobiernan la calidad de vida mental del paciente. En resumen, se ha constatado que el funcionamiento de la microbiota tiene cierta influencia en el desarrollo de trastornos neurológicos. El papel de la epigenética se pone de manifiesto al comprobar que tras seguir hábitos de vida saludables (ejercicio, meditación, dieta saludable, etc) se produce una mejora de la microbiota y, por tanto, una mejora de la salud neurológica.
A modo de resumen, podemos concluir que las superposiciones a nivel genético, endocrinológico y epigenético juegan un papel crítico en la co-ocurrencia de enfermedades neurológicas y la EC. Por ello, es sensato concluir que son necesarias evidencias moleculares detalladas para establecer una relación causa-efecto firme.
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